Reflexión, Psicología, Bienestar
Por Anabel Mica | Argentina
¿Somos capaces de percibir “lo que sucede” a nuestro alrededor?
Esta pregunta fácil de formular resulta compleja de responder, sin por lo menos analizar cómo percibimos los seres humanos y las posibilidades que tenemos de acceder a “lo real”.
Durante más de dos mil quinientos años se ignoró la noción de que somos personas implicadas en el acto de observar. Hoy nos resulta inviable no asumir esta idea como punto de partida. Formamos parte de ese mundo que observamos, pero no sólo eso, lo más interesante es que aquello que observamos interactúa con nuestra estructura, modificándonos. Hay un vínculo inseparable entre observador, lo observado, y el impacto que produce.
Por ejemplo, si de acuerdo a lo que soy, percibo las palabras de otra persona como una crítica, una verdadera amenaza a mi autoestima, esta podría producir determinadas reacciones emocionales de ira, tristeza, que modificarían mi estado previo a interactuar con esa percepción.
Pero entonces, ¿ocurrió “realmente” tal crítica por parte de la otra persona? La respuesta es “sí”, para el observador que la interpretó de tal modo. “Lo que sucede” es lo que cada uno pueda percibir que sucede, o dicho de un modo más contundente: lo que cada uno pueda generar en base a lo que observa.
La percepción cumple además un papel clave, define nuestra capacidad de acción y en consecuencia el logro de determinados resultados. Volviendo al ejemplo anterior, otro observador podría interpretar las mismas palabras como una sugerencia de aspectos que debiera mejorar. En lugar de verse afectada su autoestima, su interpretación habilitará nuevas posibilidades de crecimiento, lo cual lo posicionará en un lugar completamente diferente para alcanzar sus objetivos.
Esa percepción de la supuesta “realidad” está mediada por el lenguaje, que nos permite distinguir y conceptualizar aquello que observamos. Es a través del lenguaje que podemos lograr consenso sobre las percepciones de cada uno, como observadores individuales.
Dado que cada uno percibe de un modo distinto, cada uno interpretará cada situación de un modo particular y actuará en consecuencia. Posiblemente ese actuar sea incomprensible e incluso cuestionado por otros, que aún tienen la ilusión de compartir una misma y “única” realidad.