Desde chicos nos dicen que debemos ser disciplinados, pero nunca nadie se tomó el trabajo de explicarnos por qué debemos serlo. Si nos basamos en lo que recordamos de nuestras maestras de escuela, la cosa se pone bastante aterradora, ¿no crees? Al menos para mí, ellas veían en la disciplina algo muy parecido al control, a una estrategia de control, similar a las que, ahora que lo pienso, utilizan los poderes visibles e invisibles del mundo para controlar o manipular a los ciudadanos como tú o como yo. Aunque leí por ahí que Foucault supo diferenciar las sociedades de control de las sociedades disciplinarias (las primeras, más sofisticadas y supuestamente libres; las segundas, más represivas y violentas).
Más allá de todas estas teorías «conspiranoicas», creo que existen patrones de conducta que, si los interpretamos como corresponden, pueden llegar a aligerarnos el peso que venimos cargando en nuestra vida. Esto sería lo que yo llamo el lado positivo de ser disciplinados, que, como te habrás dado cuenta, tiene más que ver con la responsabilidad con la que organizas tu tiempo y tus obligaciones que con la cuestionable idea de sometimiento.
Muchas definiciones para un solo concepto
Es que la disciplina es un concepto que, al parecer, tiene muchas definiciones. Algunos la definen como una ciencia o un arte, y otros, como el conocimiento que posee una persona respeto de cierta doctrina y la fidelidad con que lo lleva a la práctica. De lo que se deduce que, gracias a la disciplina, las personas pueden cumplir más fácilmente sus metas y objetivos.
Pero no te confundas, la disciplina no se aplica solo a grandes metas, sino que se encuentra presente en todo momento. Los padres para formar a sus hijos, por ejemplo, tienen que tener disciplina, lamentablemente, muchos de ellos la asocian con el castigo y olvidan que el verdadero sentido de la disciplina es formar y educar (las palabras disciplina y discípulo, aunque te parezca mentira, tienen la misma base etimológica), de manera que el niño aprenda desde pequeño a comportarse en los distintos ámbitos de su vida.
Tanto en la enseñanza de los niños como en el logro personal de objetivos, la disciplina guarda una estrecha relación con la perseverancia, por lo tanto, las personas que buscan lograr algo deben actuar en forma ordenada y perseverante para obtener buenos resultados, de lo contrario, la brújula de la disciplina perderá su norte y los objetivos que trazaste se desvanecerán.
Solo se trata de valores
Si te lo pones a pensar, la disciplina puede entenderse como un valor. Claro, la disciplina te ayuda a realizar cualquier actividad con mayor orden y eficacia, y al desempeñar esta actividad de la mejor manera, las personas confiarán más en ti: te verán como alguien que sabe lo que hace. No hace falta que te diga que, a nivel profesional, esto es invaluable.
Mira, una persona disciplinada habla por sí misma, pues se deduce de su comportamiento lo responsable que es para organizar su tiempo y sus responsabilidades, dicho de otro modo, se ve a kilómetros que va a cumplir con lo que le encomendaron, y su palabra, en consecuencia, es sinónimo de garantía y credibilidad ante los demás.
Pero, así como puede ser un valor, la disciplina es también un entrenamiento constante que corrige, moldea, fortalece y perfecciona su propia misión, que no es otra que formar buenos hábitos y establecer una serie de reglas personales que te ayuden a alcanzar tus sueños, metas e ideales, y eso es una de las cosas más importantes de la vida. La persona que posee el valor de la disciplina es aquella que cumple con sus obligaciones, haciendo un poco más de lo que esperan que haga, hasta el punto de sacar adelante su trabajo a como dé lugar, pues sabe que su palabra está en juego.
Una persona disciplinada respeta el horario y el orden, procura mantener un ambiente agradable y armónico donde se encuentra, se siente feliz con lo que hace, no ve el compromiso como una carga, no se incomoda cuando le piden algo y, lo más interesante de todo, piensa que puede ayudar a otros a perfeccionarse a través de su propio ejemplo.
A este tipo de personas no hace falta que lo vigilen y controlen, porque ellas mismas están pendientes de cumplir con lo que les corresponde.
Hay un concepto sobre el cual escribí un artículo y con el que me gusta relacionar estas cuestiones, me refiero al concepto de Accountability. Te lo dejo para que lo busques.
La disciplina es algo necesario
Ahora que ya sabes que la disciplina no tiene por qué estar asociada a algo negativo (ya dijimos que íbamos a dejar las teorías conspirativas de lado), te invito a que la pienses como algo necesario, tan necesario como la posibilidad de ser mejor persona, mejor profesional, mejor amigo. Es que la disciplina te capacita para pedirte a ti mismo un esfuerzo «extra», de modo que puedas hacer las cosas cada vez de mejor manera. Y si sabes hacer esto, te volverás más comprensivo con los demás y aprenderás a darle sentido a todo lo que haces.
La disciplina es necesaria para optar por el mejor de los caminos y transitarlo con convicción y persistencia. Es más, este valor es esencial para que puedas desarrollar muchas otras virtudes, de hecho, sin disciplina es prácticamente imposible que tengas fuerza y templanza para afrontar las adversidades que se te presentan día a día.
Siempre debes estar consciente de tu objetivo y proponerte alcanzarlo; eso es eficacia. Ser eficaz es la capacidad de producir resultados; no solamente se debe dar en las áreas en las que se producen cosas, sino también como padres, hijos, hermanos, amigos, pareja y como ciudadanos.
La disciplina, en definitiva (y seguro te sorprenderé con esto), es el valor de la armonía, porque te ayuda a poner todo en su justo lugar y proporción. Los seres humanos debemos tender a la armonía y pensar y actuar siempre en relación con nuestras metas. Aunque, claro, también hay que practicar el orden en el hablar, en el vestir y en todo lo que hacemos.
Antes de terminar este video te dejo unos tips que de seguro te ayudarán a desarrollar la disciplina positiva:
- Aprende a reconocer los apoyos que tienes y aprovéchalos de tal manera que te ayuden a alcanzar tus objetivos.
- Preocúpate por leer, ejercitarte y alimentarte adecuadamente.
- Piensa que con orden y paciencia puedes aprender muchas cosas y llegar muy lejos.
- Esfuérzate por desarrollar más tus habilidades y destrezas.
- Piensa positivamente.
Ya lo sabes, la disciplina no tiene por qué estar relacionada con ser sumiso u obediente, sino más bien con ser ordenado, y esta es una cualidad que, si la tomas en un sentido amplio, te permitirá cumplir con todos tus propósitos en la vida.