Las organizaciones argentinas de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo (cabe aclarar que fueron denominadas así más tarde) no se mueven a partir de resentimientos como algunos pueden pensar, se mueven a partir de la esperanza y el amor, buscan incansablemente a todos los desaparecidos en la lucha y a todos los que ayer fueron niños apropiados y hoy se han convertido en adultos sin conocer sus orígenes,la lucha de sus padres y la familia que tanto los ha buscado.
Por María Sol Salvo / Argentina
Estas madres y abuelas fueron las que, cuando todos tuvieron miedo de cuestionar al terrorismo, se armaron de coraje y reclamaron por sus familiares, confiadas que ni el miedo ni el odio pueden contra la fuerza del amor y la verdad. Estas madres y abuelas que no tenían nada que esconder, querían a su familia de vuelta. Y así, con la fuerza y la lucha como estandarte han recorrido el mundo para hacer conocida su causa, para que se le de la importancia necesaria a este crimen. Estas valientes mujeres que han investigado, recorrido, buscado, interrogado y preguntado hasta el cansancio, son un ícono de la perseverancia y han logrado reconocimiento alrededor del mundo por su trabajo en materia de Derechos Humanos.
Trabajan con profesionales de todo tipo e incluso han logrado la creación de un Banco Nacional de Datos Genéticos en el que se encuentran los mapas genéticos de las familias de los niños que aún se encuentran desaparecidos.
El día 05/08/2014 luego de más de 36 años buscándolo, recobró su identidad Guido Carlotto, llamado así por Abuelas de Plaza de Mayo por ser el nieto de de quien preside la organización, Estela de Carlotto. Nacido en cautiverio, Guido es hijo de su hija Laura, asesinada en el año 1977 durante la dictadura militar. Este es un festejo de la justicia, de los derechos humanos… de todo un país.
Guido es importante y emocionante como cada nieto recuperado, pero además representa la esperanza, ya que es su abuela uno de los motores de lucha y fuerza que impulsaron a 114 hombres y mujeres a reencontrarse con su identidad, su familia, su verdad. Pero la búsqueda sigue, hoy más que nunca. Los que tengan dudas, que pregunten. A los que no les cierre algo, que investiguen. No hay que sentir culpa, nadie les hizo ningún favor. La identidad es un derecho de todos.