“Sabíamos que podías salir de esta. Tantas poesías escritas y notas en las paredes. Tanto amor-odio por la vida, porque seas parte de ella y porque te haya llevado a dormir tantos años. Tanto tiempo mirándote postrado descansando pero a punto de saltar de vuelta a este mundo. Gracias por no dejar de luchar, por tener un alma tan receptiva que nos llenó de luz y que nos hizo sentir a todos fuertes cada día en cada cosa pequeña o grande que hacíamos.
Hola y bienvenido otra vez a la ciudad de la furia, al mundo del amor que todo lo puede y nada se le niega. Levantáte y decínos: ¿Cuándo empieza tu nueva gira? ¿Para qué mes esperamos un novedoso álbum? ¿Qué escribiste en tu mente durante estos 4 años? ¿Cuándo será tu próxima entrevista o tu futura reunión con quienes llegaste a la gloria mundial: Zeta y Charly?. Vení, acercate, viví y poné a correr de nuevo el reloj de la historia que todo esto solo fue un mal y largo sueño”.
Luego de 4 años de ver fanáticos, familiares y amigos de Gustavo pasar por la clínica con la esperanza de que los titulares anunciaran que abrió los ojos, que habló o, simplemente, que parpadeó, Cerati, un día de Primavera Cero, al inicio de septiembre con un clima de calores y fríos que vienen y van (casi como con algo de ironía), se inmortalizó y su recompensa de descansar en paz llegó.
“¿Dónde está la Negra y el Flaco? Quiero agradecerles por haberme cuidado tanto tiempo y por no dejar de cantarme al oído ni un minuto de estos días de larga siesta y agradable descanso. ¿Cómo? Pero si yo los escuché, los sentí, los viví desde acá. En mi cama oí a Luís recitando su famosa canción de cuna y Mercedes no dejaba de besarme la frente. Sigo sin entender ¿Cómo pueden inventar tales noticias? Ambos respiran y me tomaron la mano todo este tiempo, grandes héroes con almas de diamante.”
La cruda realidad
En 2010 en el marco de una gran gira, Cerati había sufrido un ACV en Venezuela que lo postró en una cama que lo vería cumplir 55 años hace casi un mes atrás. Pero no, no lo vería volver. Viajes, amores conseguidos, corazones rotos, miles de pérdidas familiares, recompensas de la vida, llantos, sonrisas, abrazos, abandonos en estaciones de tren, reencuentros inesperados, relatos de locura, pasión y felicidad, eso narra la poesía de Cerati.
No es necesario conocer mucho de su vida ni haber pisado un estadio en su presencia ni tener todos sus Cds para entender la magnitud de su música ya que el dolor de su partida no depende de cuantas horas o años hayamos estado disfrutando de su gran poesía. Pero quizá algún día, compartiendo un té entre millones, se pueda determinar si el sueño de que alguien despierte es más fuerte que la medicina y si cruzar el amor (o los dedos) puede ayudarnos a que pase el temblor.
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