Por Lionel Fabio | Argentina
Una breve explicación del escenario Internacional que se desprende tras la victoria del líder republicano en Estados Unidos.
UNION EUROPEA
Esta semana se reunió el G-5 (España, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido) para preparar una hoja de ruta en Europa para la futura era Trump. Merkel declaró: «Allí donde un país solo no puede, juntos somos muy fuertes». Con la presencia y el aval de Obama, la Unión Europea reafirma la intención de fortalecer el vínculo trasatlántico con el próximo presidente de EEUU. Otro de los temas tratados en la reunión fue su posición firme respecto de Rusia.
RUSIA
Independientemente de la asunción de Trump como nuevo líder de la casa blanca, las sanciones a Rusia seguirán en pie hasta que se cumpla el acuerdo de Minsk sobre el conflicto de Ucrania.
Con este compromiso asumido, se mantiene una continuidad en la respuesta a las decisiones de Moscú y en este marco, Merkel le recuerda a Putin que no solo la seguridad no ha mejorado a lo largo de las últimas semanas sino que tampoco se han registrado progresos palpables en el proceso de Minsk.
A pesar de la declarada admiración de Trump por Putin, la posición parece mantenerse firme en este punto.
Sin embargo, ambos líderes coincidieron en una comunicación telefónica, luego de que Trump se consagrara victorioso, que las actuales relaciones ruso-estadounidenses son extremadamente insatisfactorias y que deberían estimular el retorno a una cooperación pragmática y mutuamente beneficiosa.
JAPON
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, fue uno de los primeros en reunirse con el futuro presidente de los Estados Unidos que pese a las declaraciones de campaña, donde Trump puso en duda la alianza entre ambos países, se mostró confiado respecto del futuro entre ambos.
Durante su campaña Trump prometió cancelar la participación de EEUU en el acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, un tratado que ayudaría a Japón y a otros países de la región a contrarrestar el creciente poder económico de China y generar un contrapeso en su influencia.
A pesar de haber sido aprobado por el parlamento japonés, en EEUU aun no es ratificado por el congreso y se mantiene a la expectativa de las decisiones en materia de política exterior que tome la administración entrante.
COREA DEL NORTE
En relación a este enemigo geopolítico de Estados Unidos, Trump declaró que aunque considere al líder norcoreano como negativo, está dispuesto a entablar una conversación informal con él.
La doctrina de Obama de “paciencia estratégica” fue inefectiva respecto del régimen de Kim Jong-un dado que, lejos de mostrar un deterioro o posibilidad de colapso, ofrece señales de fortalecimiento.
Durante su campaña electoral, Trump se refirió a su alianza con Japón y Corea del Sur de forma despectiva y consideró la necesidad de ambos países de defenderse por sí mismos de las amenazas de su vecino Corea del Norte.
Para Trump la clave para la inestabilidad geopolítica propiciada por Kim Jong-un está en China. Declaró que el control absoluto sobre Corea del Norte estaba en manos del gigante asiático aunque estos no quieran asumirlo así.
COREA DEL SUR
De lo mencionado, se desprende la perspectiva de Trump que hace referencia a la necesidad de independencia de Corea del Sur en cuanto a su propia defensa frente a la amenaza norcoreana.
Según fuentes ofrecidas por la CNN, Trump declaró que en caso de seguir utilizando la defensa proporcionada por EEUU, Corea del Sur deberá pagar por estos servicios.
Sin embargo, los líderes de Corea del Sur y Japón fueron los primeros con los que Trump habló después de su victoria y tras la conversación con la presidenta surcoreana Park Geun-hye, el equipo de Park dijo que Trump prometió que será “fuerte e inalterable en su colaboración con Corea del Sur para proteger al país de la inestabilidad en Corea del Norte”.
CHINA
Según indica la posición del nuevo presidente de EEUU, la situación geoestratégica en Asia-Pacifico podría cambiar considerablemente.
La política llevada a cabo por Obama se inclinaba por el apoyo a aquellos países que se encontraban amenazados por China. En respuesta a esta situación fue que se iniciaron las negociaciones que derivaron en el acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica donde se estrechaba una alianza económica con Japón y otros países de la región, excluyendo a China para generar un balance.
Con la victoria del líder republicano esta alianza y otras alianzas se ponen en duda. En este marco de incertidumbre, el nuevo presidente de Filipinas, Duterte, ha tensado las relaciones con el tradicional aliado estadounidense y ha mostrado un claro acercamiento para con el gigante asiático que podría ser emulado por otros países de la región.
La intención del presidente de disminuir la presencia estadounidense en Asia-pacifico se combina con los riesgos geopolíticos determinados por la falta de experiencia y conocimiento de Trump en la región que se nutren de posiciones duras brindadas por sus asesores.
La retórica de Trump en los últimos meses ha sido abundante en alusiones a las relaciones comerciales con el gigante asiático. Las propuestas de Trump se encaminan a establecer aranceles de hasta el 45% para las importaciones chinas, lo que suscita la posibilidad de una escalada proteccionista.
El líder republicano prometió declarar a China “manipulador de divisas” al llegar al despacho oval, y es considerado por muchos economistas como un enunciado prescripto. Muchos consideran que la era en la que el Renminbi (Yuan) estaba devaluado artificialmente frente al dólar ya está extinguida. De hecho, todo indica que en la actualidad las autoridades chinas están sosteniendo su valor de forma artificial para evitar un desplome en la estabilidad a la que Pekín pretende mantener.
SIRIA
En lo que respecta a su participación en medio oriente, se espera que Trump adopte una postura diferente frente al gobierno Sirio. Se presume, partiendo de su discurso, que probablemente termine con la ayuda que provee Washington a los rebeldes que combates contra el ejército de Bashar Al Assad.
Trump declaró desconocer a los rebeldes y señaló que oponerse a las fuerzas Sirias, además de ser una acto poco racional, podría implicar un enfrentamiento con Rusia.
En base a estas declaraciones, el presidente sirio, Bashar al Asad, dijo que espera que Trump se convierta en un aliado en la lucha contra el terrorismo aunque aclaró que esto dependerá de la capacidad del presidente electo de cumplir con los enunciados emitidos en su campaña electoral.
MERCADOS
Los mercados financieros estaban contando con una victoria de Hillary Clinton y la noticia de que Trump será el próximo líder de la Casa Blanca sacudió los mercados bursátiles mundiales. Ahora se percibe un estado de ansiedad entre los inversionistas y la retórica extrema acerca de la política económica que caracterizó a la campaña del republicano será un punto especulación fundamental.
Durante la campaña electoral, Trump hizo una dura crítica a los acuerdos comerciales internacionales de los que EE.UU. hace parte, siendo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) una de sus principales víctimas.
Para el sistema financiero mundial, una de las partes más alarmantes de la campaña de Trump fue su cuestionamiento a la independencia de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Sus afirmaciones de que la directora de la Fed, Janet Yellen, mantuvo las tasas de interés bajas a pedido del presidente Obama, fueron un ataque a una suposición esencial que sustentaba el sistema financiero estadounidense y global.
La creencia de que La Reserva Federal es independiente y conduce la política monetaria lejos del control de los políticos elegidos en las urnas es una de los supuestos fundamentales en todos los mercados financieros y si esto se cuestiona, los mercados se cuestionan.
El gobierno de Obama ha liderado una expansión económica que ya va durando años.
Es probable que los planes del presidente entrante difieran considerablemente de los de su antecesor. Aunque propone recortar los impuestos considerablemente, sobre todo a los ricos, no está claro que tenga el secreto para liberar un mayor potencial de crecimiento de la economía estadounidense.
Aunque ahora los republicanos controlarán la presidencia así como la Cámara de Representantes y el Senado, las divisiones dentro del partido parecen haberse profundizado desde que Trump lanzó su campaña en junio de 2015.
La gobernabilidad del nuevo presidente de los Estados Unidos dependerá de si es capaz de trabajar con el Congreso y de la forma en que lo haga.