Nietzsche, en palabras de Zaratustra, afirmaba que: en un tiempo se decía “Dios” cuando se miraba por sobre mares lejanos; ahora os enseño a decir Superhombre. ( Nietzsche, Así Hablaba Zaratrustra, cap “En las islas felices”, Barcelona, Ediciones Brontes, 2009 ), superando o remplazando el concepto de Dios, el que considera una conjetura que no puede estar por encima de la voluntad humana de vivir, por el concepto de superhombre, que constituye para Nietzsche la fuerza vital del hombre que mueve y le da energía a la creatividad, y que se enfoca en el ser viviente, eludiendo cualquier especulación escatológica de ulteriores vidas eternas, después de la muerte.
Y ese espíritu vital del Superhombre de Nietzsche del siglo XIX, arrastró con su entusiasmo a hombres proletarios, campesinos, intelectuales, artistas, pensadores, creativos y obreros, explotados, sufridos y humillados, en gran parte de Europa, Asia, África, América del Sur y los USA quienes, frente a la Revolución Industrial, salvaje, desenfrenada, egoísta e inhumana, que se desarrolló en la era del Capitalismo y de los Imperios, según la periodización del genial historiador inglés Eric Hosbawm, años de 1848 a 1918, predicó, como una religión del progreso las consignas de Marx del Manifiesto Comunista de 1848, centradas en la esperanza y la inminencia del advenimiento de un nuevo mundo vital, humano y justo, al final de una Revolución Mundial del Proletariado de todos los países y de todos los hombres de buena voluntad, mediante un triunfo final sobre la burguesía explotadora y arrogante, dando lugar a la Revolución Rusa, al hundimiento de grandes y anacrónicos Imperios, algunos de ellos desde épocas inmemoriales, y al cambio del mundo burgués decimonónico, al punto de que 30 años después de que entrara Lenín a San Petersrburg, un tercio del mundo tenía regímenes, directa o tendencialmente, comunistas. Dice Hosbawm : “En suma, la historia del siglo XX, no puede comprenderse sin la Revolución Rusa y sus repercusiones directas e indirectas. Una de las razones de peso es que salvó al Capitalismo liberal, al permitir que Occidente derrotara a la Alemania de Hitler en la Segunda Guerra Mundial y al dar un incentivo al Capitalismo para reformarse y (paradójicamente, debido a la aparente inmunidad de la Unión Soviética a los efectos de la Gran Depresión) para abandonar temporalmente la ortodoxia del libre mercado”
Así llegó una segunda ola de revoluciones que descolonizaron el planeta y que sembraron nuevas esperanzas de inclusión, libertad, justicia y bienestar para la humanidad, Pero el eterno retorno de la historia y las viejas ambiciones capitalistas predominaron. El mundo árabe, rico en petróleo fue una de las nuevas manzanas de la discordia, al igual que la división entre los mundos Capitalista y Comunista, que dieron lugar a la Cortina de Hierro y a nuevos conflictos y arrogancias, llegando a nuestro mundo actual, en donde una nueva utopía se yergue amenazadora buscando la unificación del mundo Árabe en un Califato, análogo a los de Damasco, Bagdad, Córdoba, o al menos como la reproducción de la República Árabe Unida del partido Baath o Renacimiento de Sadat y Husein. Se trata del ISIS, Califato o Estado Islámico, que busca la reivindicación de las humillaciones sufridas por el Islám, desde la época de las Cruzadas y desde que los Palestinos fueron privados de sus tierras. Entonces en esas guerras, después de la Segunda Guerra Mundial, han muerto otros cincuenta millones de seres humanos, según el lingüista, filósofo y activista político Avram Noam Chomsky.
Sobre nuestra historia latinoamericana, yo si creo que la clase dominante blanca, principalmente conservadora y burguesa, ha mantenido al resto del pueblo mestizo, mulato, negro e indígena, que somos todos, en situación de discriminación desde la Independencia de España, y los esfuerzos que se han hecho para salir de esa situación de discriminación y pobreza han fracasado, aunque indudablemente se ha avanzado .
Las varias situaciones por las que históricamente ha pasado Latinoamérica
( revoluciones, guerras civiles, guerrillas, mafias, gamonalismo, favoritismo, corrupción, gobiernos autoritarios, dictaduras militares y civiles, clases intocables, y algunas otras trágicas situaciones como la concentración de la tierra y de la riqueza ) se han debido, entre otros factores de dependencia económica y falta de desarrollo, a esas características sociales discriminatorias que han dado lugar a enfrentamientos y fracasos., desde Argentina a México..
En cuanto nosotros, el país de Colombia, que apenas despertamos de una guerra civil no declarada con 50 años de lucha de grupos armados subversivos, creo que debemos reconocer la verdad de los hechos pasados, minuciosa y exhaustivamente y olvidarnos de las ofensas causadas, porque las causas de nuestro infortunio son muy anteriores y muy persistentes, como que se hallan en la sociedad misma, jerarquizada, discriminatoria, desintegrada, tanto social como geográficamente, lo que nos debe llevar a profundas reflexiones de auto conciencia para eliminarlas, humildemente y sin considerar que nos asiste la verdad, porque lo primero para ser personas es vivir en Paz, como una resurrección, sobre la cual decía Nietzsche en palabras de Zaratustra: “que diáfana se tiende en lo alto la bóveda del cielo. Abajo se dilata la tierra. Oh huéspedes raros que habéis subido a mi montaña. Vale la pena convivir conmigo aquí arriba.”
Paz que hay que lograr a como de lugar, abriendo la historia y reconociendo la culpa de los numerosos actores, pobres y ricos, generales y soldados, guerrilleros y paramilitares, eminencias y gentes humildes, curas, obispos y presidentes, conservadores y liberales, socialistas y utópicos, que con su actuación han dado lugar a los conflictos. Pero perdonarlos a todos, lo cual implica arrepentirnos y perdonarnos a nosotros mismos y a nuestro prójimo, porque el régimen de apartheit que ha existido en todos nuestros países es deplorable, y ha creado una situación social que se veía como natural.. Sobre esta apertura se debe construir un nuevo país con un renovado pacto y un nuevo compromiso social que incluya a todos los estamentos sociales por igual, sin discriminación alguna y con acceso prioritario a la educación, a la tierra, a los créditos y a todas las oportunidades, en todas las regiones de Colombia.
Así construiríamos al hombre superior de Nietzsche, cuando, para finalizar su escrito, dice que Zaratustra se levantó de un salto y expresó: “Radiante astro- dijo como ya había dicho antes– ¡Profundo ojo venturoso¡– ¿ Qué sería tu dicha si no tuvieses aquéllos para los que brillas?