La frase fue acuñada en la Argentina, por el prestigioso jurista, Humberto Quiroga Lavié (“El Estado Ecológico de Derecho de la Constitución Nacional”, La Ley, 1996).
Por María Elena Vizcaychipi / Facebook / Twitter / Youtube
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Esa frase, es sin lugar a dudas, extraordinaria y motivó a que una vez más quiera expresarme. Quiero y puedo hacerlo: SER LIBRE DE PENSAMIENTO y NO TENER CONDICIONAMIENTOS.
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Son numerosas las formas de violencia que la sociedad padece a diario. Todo lo que atenta contra la vida es violencia, incluso y no siendo exagerada, la destrucción de la naturaleza.
Es necesario reconocer esta clase de violencia para actuar desde el lugar en que nos encontremos. Para construir una sociedad saludable es imprescindible un compromiso de todos en el respeto de la ley. Establecer procesos participativos y de cooperación, es fundamental para frenar esta violencia que se está ejerciendo a la naturaleza, a la VIDA.
Debemos pensar más al actuar. Con palabras de Martin Heidegger, tal vez sea el caso de que el hombre en lo que lleva de existencia, ya hace siglos, ha obrado de más y pensado de menos. De donde semejante morosidad humana podría ser reparada de manera HUMANA, tomando las medidas adecuadas. De entre ellas, la aplicación del DERECHO es una. El Derecho nos permite analizar el origen, el desarrollo y la transformación de las instituciones jurídicas. El Derecho aplicado con justicia. Justicia conmutativa como lo planteo Aristóteles. El cumplimiento a la ley es algo virtuoso y deseable, que ennoblece y dignifica a la persona.
Existen Normas, desde la Constitución Nacional, el art 41, hasta los códigos de fondo. TENEMOS LOS TRATADOS DE DERECHOS HUMANOS y NO ES POCA COSA. Estas normas, deben ser aplicadas por los operadores del derecho. Se debería realizar una transversavilidad de conocimientos y saberes con el único fin de salvar la Naturaleza, que es de dónde nace la VIDA. Digo salvar y no preservar, porque salvar en su primer acepción significa librar de un peligro, riesgo o daño.
Actualmente la naturaleza, la Vida, necesita que la liberemos de tanta contaminación, que es obra del hombre en mayor medida.
Marco Tullius Cicerón en el 106-43 a.C expresaba: “No existe sociedad más deforme y corrupta que aquella en la cual los más adinerados son considerados los mejores… Hay algo que debieran aspirar todos los hombres: que el interés de cada uno individualmente, y el de todos colectivamente, sea el mismo; porque si cada uno tratara de satisfacer sus propios intereses exclusivamente, toda la sociedad sería disuelta”.