Su nombre viene del hotel en el que tuvo lugar la primera reunión, en los Países Bajos, el 29 de mayo de 1954. Para mantener su aura de hermetismo, los participantes alquilan un hotel completo durante toda la duración del Congreso, normalmente de tres a cuatro días. Agentes de la CIA y del MOSSAD se encargan de limpiar hasta la última dependencia. Se revisan los planos del establecimiento, se investiga al personal y se manda a casa a cualquiera que levante la más mínima sospecha. El propósito declarado para la fundación del Club fue «hacer un nudo alrededor de una línea política común entre Estados Unidos y Europa en oposición a Rusia y al comunismo». Los socios del “Club Bilderberg” deciden cuándo deben empezar las guerras (no en vano ganan dinero con todas ellas), cuánto deben durar (Nixon y Ford fueron defenestrados por acabar la guerra de Vietnam demasiado pronto), cuándo deben acabar (el Grupo había planificado el fin de las hostilidades para 1978) y quién debe participar. Los cambios fronterizos posteriores los deciden ellos y también quiénes se deben beneficiar de la reconstrucción Los miembros poseen los bancos centrales y, por lo tanto, están en posición de determinar los tipos de interés, la disponibilidad del dinero, el precio del oro y qué países deben recibir qué préstamos. Simplemente moviendo dinero, los socios ganan miles de millones de dólares.
Miembros
Todos los presidentes americanos, desde Eisenhower, han pertenecido al Club. También, Tony Blair, así como la mayoría de los miembros principales de los gobiernos ingleses; Romano Prodi, ex presidente de la Comisión Europea; Mario Monti, comisario europeo de la Competencia del Banco Mundial; etc. También pertenecen al Grupo las personas que controlan los medios de comunicación.
Por otra parte, uno de los miembros más importantes del Club Bilderberg ha sido Joseph Rettinger, un sacerdote jesuita y masón de grado 33. De él se dice que fue el auténtico fundador y organizador del Club. Por extraño que parezca, muy pocas agencias de inteligencia han oído hablar del propio Club Bilderberg hasta hace poco.
La lista de invitados
Nadie puede comprar una invitación para uno de los encuentros Bilderberg, aunque muchas multinacionales lo han intentado. El comité directivo decide a quién invita. Lo que el periódico londinense The Guardian denomina “un bilderber-ger” no ha cambiado en los últimos cincuenta años. Según una fuente del comité directivo del Grupo, «los invitados deben venir solos, sin esposas, amantes, maridos o novios. Los “asistentes personales” (es decir, guardaespaldas fuertemente armados, normalmente ex miembros de la CIA, del MI6 y del MOSSAD) no pueden asistir a las conferencias y deben comer en una estancia aparte.
La batalla para el “Nuevo Orden Mundial” se está librando en este preciso instante. El objetivo es defender nuestra intimidad personal y nuestros derechos individuales, la piedra angular de la libertad. ¿Estás de acuerdo?