Trasplantar órganos tiene historias ambiguas.
Por un lado están los familiares que esperan con ansias la llegada de ese órgano que le salvará la vida de su ser querido, y por otro está la angustia y desolación por la pérdida de ese donante. En Argentina más de siete mil personas figuran en lista de espera del INCUCAI para ser trasplantados.
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El trasplante es un tratamiento que permite que órganos, tejidos o células de una persona puedan ser reemplazados por los mismos órganos, tejidos y células de otra. Muchos son los miedos a la hora de donar los órganos, pero la realidad es que donar órganos salva vidas u ofrece al paciente enfermo la posibilidad de mejorar la calidad de la misma.
Actualmente en Argentina 7743 personas están en lista de espera del INCUCAI para ser trasplantados, solo en Buenos Aires esperan ese donante 3018 pacientes. Pero para poder donar los órganos, la persona debe fallecer en la terapia intensiva de un hospital. Sólo de esta manera se puede mantener el cuerpo artificialmente desde que fallece hasta que se produce la extracción de los órganos.
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Los familiares cumplen un rol muy importante
Ellos deben firmar el consentimiento para la extracción de los órganos.
Una vez que lo firmaron, la asignación de órganos se realiza en base a criterios médicos. Ellos tienen en cuenta la lista de espera que hay en el país, la urgencia y la gravedad del paciente, la compatibilidad entre donante y receptor. Este sistema asegura y permite la equidad y transparencia en la distribución.
La compatibilidad depende del grupo sanguíneo, de los anticuerpos que rodean a la célula y se intenta encontrar receptores con similitud de peso y edad con el donante, para no causar desproporciones físicas entre ambos. El rechazo del órgano se produce cuando el cuerpo del receptor reacciona atacando ese órgano injertado, ya que lo identifica como algo extraño y perjudicial.
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Los órganos que se pueden donar, en condiciones óptimas, son los riñones, el hígado, el corazón, el páncreas y los pulmones, también tejido óseos, las corneas, las válvulas cardíacas y el intestino.
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Todo depende de nosotros, de tratar de echar a un lado el dolor por la pérdida y pensar que más de siete mil personas en nuestro país, pueden salvar sus vidas si donamos los órganos.
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