Relaciones, comportamiento, sociedad
Por Agustina Conde | Argentina
Hace ya siglos atrás que se viene planteando el tema. El mismo Descartes escribe: [rad-hl]“¿es la pasión de los celos una pasión honesta y útil o un testimonio de la falta de amor y del desprecio de sí mismo y del ser amado?”[/rad-hl]
Todos en algún momento sentimos celos, pasamos por esta experiencia, por lo tanto pensamos que son ”normales”. Freud los planteaba como universales, tanto en hombres como en mujeres están presentes y son inevitables. Por lo tanto, cuando faltan en la personalidad, dan cuenta que han sufrido una fuerte represión y van a tener como consecuencia un mayor peso en el inconsciente de la persona.
Los podríamos definir como [rad-hl]“el miedo ante la posibilidad de perder a…” o “como un estado afectivo”[/rad-hl], pero este sentimiento, es muchas veces hasta irracional, es decir no son proporcionales a la situación real. Y actualmente varias rupturas de pareja son causadas por los celos patológicos de uno de ellos. Ya que uno quiere tener el control de la otra persona: saber qué piensa, donde está, qué mira, qué hace.
Se hace una clasificación desde el psicoanálisis de los celos
[rad-hl]Los celos “normales”[/rad-hl] en relación con el sentimiento doloroso al pensar que el objeto que uno ama puede ser sustraído o disfrutado por un tercero; [rad-hl]los “proyectados”[/rad-hl] que se relacionan con una infidelidad cometida por la persona en cuestión o el deseo de realizarla y que han sido reprimidos, y son proyectados en su partenaire. Es decir le echa la culpa de lo que él hizo o quiso hacer, permitiendo esto de cierta forma desculpabilizarse. Y la última clasificación son los [rad-hl]“celos delirantes”[/rad-hl], donde hay pérdida del juicio y una certeza absoluta de infidelidad, sin poder racionalizarla coherentemente.
Por lo tanto podemos decir que los celos están en estrecha relación con la personalidad, el carácter y la autoestima de cada uno, y seguir afirmando la frase que “todos los extremos son malos”.