A todos en algún momento nos ha tocado lidiar con “gente tóxica”. En nuestro día a día, no podemos evitar toparnos con personas tóxicas, sin embargo, si es posible evitar contagiarnos de su mal genio. Ellos están en todas partes: en el trabajo, en nuestro círculo social, algunos vecinos y aunque nos cueste aceptarlo, algunos familiares forman parte de ello.
Estas personas suelen causar problemas, hacen enojar a otros y se enfocan en el lado negativo de las situaciones. Son personas con muy baja autoestima e inseguras de sí mismas. Quizás te has encontrado con más de una persona así, le cuentas un logro y solo van a resaltar lo malo, lo bueno acostumbran pasarlo “por debajo de la mesa”, es decir, tienden a minimizarlo y terminan haciéndote sentir miserable. Algunas de estas personas maltratan verbalmente, otros son pasivo-agresivo pero al final tóxicos, también está ese compañero en el trabajo que no desperdicia su oportunidad para restarle importancia a nuestro esfuerzo, aunque esto es más mediocridad que cualquier otra cosa; si te llaman no es para contarte una buena noticia, parece que cargan una nube negra encima y pueden pasar 1 hora hablándote de su problema, son manipuladores y otros se encargan de difamarnos y hasta ponernos en peligro.
Cada vez que me preguntan mi opinión sobre las personas tóxicas suelo compararlas con el punto negro en la inmensa pared blanca. Normalmente, estas personas suelen enfocarse en el punto negro, ven todo lo malo y si hay alguna situación positiva tratarán de convertirla en el peor escenario que puedan. El punto negro en la inmensa pared blanca representa el/los problema(s), lo blanco representa todas las posibles soluciones a esa dificultad, existen muchas alternativas para solucionar un problema pero ellos no la verán, solo se enfocaran en sumar dificultades y si intentas solventar una situación son los primeros en desanimarte y hacen que pierdas el foco, hacia dónde te diriges o te distraen de tu meta.
Probablemente tienes al menos una persona así en tu vida o en algún momento pasaste por ésta situación, lo importante es “desintoxicarnos” emocionalmente, ellos no van a “contaminar” con su mal genio a quien quieren sino, a quien pueden, todo está en la permisividad del otro. Como escribió el psicólogo Bernardo Stamateas en su famoso libro “Gente Tóxica”, “el sí y el no, no son sólo palabras: son límites y permisos que nos damos a nosotros mismos.” Si no sabes o te cuesta decir no, en la medida en que permitas que eso pase, lo más probable es que ésta te arrastre con su negatividad y una vez que te encuentres en esa situación no sabrás cómo desprenderte de ella.
No busques cambiar a esta persona, quizás pierdas el tiempo intentándolo, mejor inviértelo creando vínculos con personas que aporten cosas positivas a tu vida, que valgan la pena cada segundo que les dedicas. Y tú… ¿eres una persona tóxica?