Por Sandra Huayanay | Perú
¿Cansado de historias de amor cursis al estilo Crepúsculo o Cincuenta Sombras de Grey? Este es el libro que deberías leer
Cuando mi amiga Ángela decidió recomendarme el libro de Mario Vargas Llosa, tuve mucho escepticismo
Primero porque nunca había leído un libro de este laureado autor peruano (Ganó el Premio Nobel de la Literatura en el año 2010); luego porque se trataba de una historia de amor, de la cual no soy muy fanática del género. Me pregunté si realmente era necesario absorber ese libro con la misma sensación y pasión que sentí por los otros libros que ya había leído anteriormente. Eran épocas de Crepúsculo y su fanaticada me hacía sentir que sufriría algún derrame mental por tanto desenfreno. Pero, felizmente a mis manos llegó Orgullo y Prejuicio de Jane Austen. Eso curó todos mis males.
Travesuras de la Niña Mala no trata de algún protagonista con muchísimo dinero, tampoco –como podrán deducir por el título- de ninguna chica con aspecto virginal y puro, con la presunción de que siempre está balbuceando. No, ella no es así. Ella es una chica diferente: fuerte, valiente, caprichosa, ambiciosa, sexual y manipulante. También es mala. Muy mala. Ricardo, un chico miraflorino que posee una vida sin malestares, solo tiene un sueño: vivir en París. No ha tenido otra meta más en su vida que la de vivir en la ciudad de la Luz, la torre Eiffel y Notre Dame. Sin embargo, su vida da un giro cuando en su adolescencia conoce a una chica de nacionalidad chilena que lo vuelve loco. Tanto así que se empeña en conocer más de ella, pero ella no se lo permite. Después de un pequeño evento nocturno todo cambia.
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La “chilenita”, como la llama “Ricardito”, desaparece de su vida. Sin ninguna pista de su ubicación, el decide continuar su rumbo y tenerla solo como un recuerdo grato de su vida. Ya de joven, Ricardo empieza su vida en París donde, ante su soledad se refugia en los pocos amigos peruanos que conoce en esta ciudad. Es allí donde, por causas desconocidas, la “chilenita” vuelve a su vida. Pero esta vez, ella tiene otra identidad. Este se convierte en uno de los aspectos más importantes e interesantes del libro. Su capacidad camaleónica para convertirse en otra persona e intentar tener otra identidad, hace que el lector se quede pasmado y admirado con tanta astucia para su supervivencia ante los tantos eventos que sufrirán en la vida de la niña mala durante cuatro décadas. Desde ser una guerrillera hasta ser una respetable esposa de un rico empresario británico, la niña mala es la gata que se rodea por inocentes roedores, un juego en la cual el que se enamora, pierde. Y mucho dinero.
Vargas Llosa ha creado más que una historia, un viaje que nos quiere enseñar cuál es el significado del verdadero amor en las circunstancias más duras y en los lugares más recónditos del mundo. Desde Lima hasta Tokio, pasando Madrid y Londres, el amor no posee bandera ni nacionalidad. Tampoco distancias. El amor no se puede traducir en millas ni horas. El amor es eso que alguna vez dijo el autor francés François de La Rochefoucauld. Es como los espíritus: todos hablan de ellos, pero pocos los han visto. Creo que por eso no puedo definir el concepto de amor.
Mientras los dos personajes más interactúan, mas es la intensidad de este juego sádico al cual se someten. En un momento, me parece hasta loco ya que siempre habrá la espina que la niña mala desaparecerá y no volverá hasta otro momento. No sabes cuándo ni dónde, siempre lo hará. A ello le sumamos los eventos que cambian la política y la sociedad en el Perú y el mundo, un ingrediente que se ha convertido vital para que este libro tenga el sello estampado con el nombre de Mario Vargas Llosa, una de las personas más influyentes en la política latinoamericana por sus diversas opiniones vertidos en diarios como El País de España y en La República en su tierra natal.
El desenlace de la historia entre estos dos individuos es completamente diferente a las historias de amor con una final feliz predecible. El libro da un giro inesperado, cuando Ricardo decide regresar el Perú de los años ochentas y descubre la verdadera identidad de la niña mala. A su vuelta a París, sufre otra vez un vacío dejado por esta niña cruel y despiadada que lo abandona por enésima vez. Sin embargo, es el karma el que se afana en hacer pagarles las cuentas de todas sus fechorías en la tierra.