Por Jesús Tomed / Venezuela
Fue poesía verla dormida en el asiento del copiloto…
Sostener su cabeza de la inercia de su sueño,
Tratar de que el movimiento no chocara con su frente…
Fue magia verla brillar allí… Por vez primera…
Se hizo tan corto el paso de este a oeste,
Se hizo tan rápida la avenida Libertador
Que cuando me di cuenta de lo hermosa que era
Ya estábamos llegando al portal
Pensé: “me encantaría verla dormir todas las noches”
Respirar al dormir ese olor que invadía el mustang
Quise perpetuar ese instante,
Esa sublime madrugada de los dos
No quería decirle que llegamos
Solo quería mirarla…
Yo lidiaba con un recuerdo y con un trauma,
La contemplaba con respeto,
Para no lanzarme en esa noche
Y despertarla con un beso.
Tuve que moverla, tuve que decirle que llegamos…
Tuve que interrumpir su dulce sueño para que se bajara del auto…
Desde entonces no lo lavo…
Ya van casi dos años…