¿Quién no soñó alguna vez con hacerse a la mar? Desde aquellas remotas tardes que pasaba con la cabeza sumergida en los relatos de Salgari, Conrad y Melville, siempre añoré –sí, creo que se puede añorar algo que nunca se tuvo– embarcarme y visitar los cinco continentes. Aún hoy sigo proyectando hacer alguna vez un viaje en buque de carga.
Por eso, cuando supe que Leo –aquel compañero del master en Entrenamiento Funcional siempre dispuesto a dar una mano– estaba trabajando en un crucero, sentí una gran curiosidad por saber cómo era la vida de alguien que, de alguna manera, había cumplido mi sueño.
Leonardo Pittaro es preparador físico, coordina un grupo de entrenamiento funcional llamado Juggernaut Functional Training, es profesor de entrenamiento funcional en Free Life Gym y personal trainer independiente. Además, antes de lanzarse de lleno a su actividad actual, trabajó en comercio exterior, aunque ya abandonó los días de oficina y asegura que nunca volverá a pisar una. En este momento hizo una pausa en sus proyectos en tierra firme para encarar un nuevo rumbo, un nuevo camino, que hoy lo encuentra navegando por los mares del mundo.
¿Cómo llegaste a trabajar de personal trainer en un crucero?
Soy bastante inquieto e inconformista. Siempre curioseo por Internet para ver si encuentro alguna oferta de trabajo interesante que me presente un desafío y un cambio de vida. Así me topé con esta oferta, y vaya si es un desafío.
¿En qué consiste tu tarea? ¿Cómo es un día de trabajo a bordo?
Mi tarea se divide en tres áreas principalmente: Servicios, Seminarios y Retail.
Como servicio a bordo, damos clases gratuitas de stretching y abdominales, y aranceladas de cycling, pilates, yoga y bootcamp. Después también están obviamente los servicios disponibles de personal trainer, en donde yo entreno a la persona y le doy un plan de ejercicios y/o nutrición para llevar a la casa, pero no es lo más habitual. Luego están los seminarios, en donde hablamos principalmente de temas relacionados con los productos que ofrece el spa donde trabajo. Después, en el gimnasio, hacemos análisis de la huella del pie y análisis de composición corporal con una máquina, y en base a eso se ofrecen productos.
Los días de trabajo son diferentes, no es lo mismo un día de navegación que un día de embarque. Obviamente, los días más movidos son los de navegación. Ahí, mi día laboral arranca a las 8.00, y a las 8.30 tengo la primera clase. En esos días doy 4 clases y 4 seminarios, más los servicios por separado. Si hay dos personal trainers, se divide eso. Son días agotadores, pero también son los días que pasan más rápido.
Después de trabajar, aunque trabajo 14 horas por día, me hago el espacio a la noche para entrenar 45 minutos, y después un poco de sauna para relajar. Los días que me da el físico voy al bar de la tripulación en donde comparto un rato con mis compañeros de trabajo.
¿Cómo es vivir y trabajar en el mismo lugar, que además está en permanente movimiento?
Una cosa que se repite constantemente entre los trabajadores del barco, es que: el que no trabajo en un crucero, no lo entiende. Es una experiencia difícil de describir. El ritmo de trabajo es duro, el ambiente es incierto, estás muy expuesto todo el tiempo, pero a la vez no te conoce nadie, y es más fácil recrearte. Por otro lado, también es difícil mantener un lazo con el mundo real y con tu verdadero ser.
Es una mezcla de sensaciones que lleva tiempo digerir.
¿Qué pasa cuando el barco hace una escala, podés pasear? ¿Siempre vas a hacer la misma ruta?
Una de las cosas más locas que tiene esta vida es eso. Bajar en un país, salir del barco que tiene su burbuja y empezar a caminar por las calles de Estocolmo, San Petersburgo o Barcelona. Ahí, dependiendo de cada uno y de su contrato, podés viajar más o menos. En mi caso, yo tengo 3 días en los cuales tengo algunas horas para bajar. Podés recorrer, pero no es una forma de viaje convencional, cuesta desconectarse del trabajo, y cuesta enfocarse de nuevo cuando subís al barco. Hay gente que no sale para no sentir ese choque, y como ya vienen de varios contratos, salen solo para buscar Internet. Lo que más disfruto es bajar y tirarme en la playa o en un parque. Llega un momento en el que viajar ya es secundario, y querés relajarte simplemente.
Con respecto al itinerario, yo fui bastante afortunado: tuve un itinerario por el Báltico, otro por los fiordos de Noruega y ahora estoy en el Mediterráneo. En diciembre vamos para el Caribe francés. Hay barcos que hacen siempre el mismo itinerario.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de un trabajo como el tuyo?
Ventajas hay muchísimas. Desde lo profesional, me está dando experiencia para lidiar con clientes de todas partes del mundo, en todos los idiomas y servicios, que me dieron conocimientos nuevos para aplicar con los clientes. El nivel de exposición es muy alto y desarrolla el lado comercial de un personal trainer. Desde lo personal, es una experiencia única que te cambia, que te da otra perspectiva. Viajar también es un punto atractivo, aunque no hay que idealizarlo mucho, porque no es una forma de viajar a la que uno está acostumbrado. Conocés muchísima gente, tanto clientes como compañeros de trabajo. Eso siempre nutre. Por último, te permite hacer una diferencia económica, ya que no se gasta casi nada de plata y cobrás en moneda extranjera. Dependiendo de la habilidad comercial de cada uno, podés hacer mucho dinero.
Las desventajas son que no podes planificar nada. Tus proyectos personales quedan en stand by. También hay que hablar del desgaste físico y mental que podés llegar a tener a bordo. Es una experiencia no apta para cualquiera. Hay que estar fuerte. Se trabaja todos los días, en mi caso por 246 días.
¿Extrañás algo de la vida en Buenos Aires? ¿Qué?
¿Sabes qué extraño? Un día de campo, el olor a asado, una merienda con mis abuelos, una charla con amigos, una tarde en el parque Saavedra, una caminata sin sentido de domingo, hacer nada en un día de lluvia, la compañía de una mascota, una comida en familia. Son todas cosas simples. Creo que eso es una ventaja también, no solo en esta experiencia; pero cuando te vas lejos de tu casa, de tus cosas, restablecés las prioridades de tu vida, volvés a valorar lo esencial. Creo que todas las personas deberían pasar por una experiencia así alguna vez en la vida. También extraño mucho mis guitarras, ja.
¿Me podés contar alguna anécdota, algo curioso que te haya ocurrido?
Anécdotas tengo miles. Por ejemplo, en esto de la exposición que te digo, el primer día de trabajo llego y me preguntan: «¿Sabes hablar italiano?». Y yo la verdad que tuve italiano en la secundaria, pero hablo de italiano lo mismo que hablo de chino, a lo que le respondo: «Un poco». Mi manager me dice: «Bueno, mañana tenés que dar un seminario en italiano». Imaginate la batería de palabras inventadas que hubo en ese primer seminario. Por suerte, mejoré muchísimo, y ya el trato con el cliente italiano es fluido.
En el día a día, una cosa curiosa, es que cuando el barco esta movido, en mi habitación se siente el choque del barco contra el mar. Muchas veces, en un estado de somnolencia, me olvido que estoy durmiendo en un barco, hasta que siento cómo me mece el océano y lo recuerdo.
Una de las cosas más curiosas son los simulacros de emergencia, en donde yo ahora estoy del otro lado. Como cuando un tripulante de a bordo en un avión da las instrucciones de seguridad, ahora soy yo el que muestra cómo ponerse el salvavidas.
Buenas noches, te saludo desde Colombia. Tengo una consulta. Mi hijo entro a trabajar en un crucero en los Estados Unidos, pero en el barco le retuvieron el pasaporte. Este procedimiento fue o es jornal?. Mil gracias