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Por Jolie Murray | Argentina
Las nuevas tecnologías han incorporado herramientas que tienden a democratizar la actividad creativa, ya no sólo como algo exclusivo del sector artístico sino como un valor de la sociedad contemporánea. La accesibilidad de los dispositivos y el bajo costo de los recursos de producción promueven la interacción entre creatividad, tecnología, arte y cultura contribuyendo a un cambio en la actitud del público, que ha dejado de ser un espectador pasivo para transformación en un actor movilizado.
La nueva figura de consumidor activo, también llamada prosumidor (consumidor-productor), interactúa con el producto generando apropiaciones personales de los contenidos: extensiones, parodias, finales alternativos, mashups, remixs, reversiones y todo tipo de intervenciones sobre las obras que modelan nuevas prácticas y modos de circulación. Estos nuevos hábitos de consumo enriquecen la experiencia y permiten explotar la articulación de los medios masivos con canales interpersonales de comunicación, brindando a los artistas una promoción por fuera de los modelos tradicionales que es valorada como genuina.
Atentos a estos cambios, los productores de las grandes cadenas discográficas han comenzado a tomar en cuenta la incorporación de los prosumidores como miembros destacados en la distribución comercial impulsando sus actividades, desarrollando estrategias de contención, plataformas y espacios para dar a conocer las creaciones generadas por estos usuarios.
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La posibilidad de incorporar esta actitud colaborativa de los públicos se debe en gran medida al actual afán de exposición y al narcisismo exacerbado, fruto de una sociedad mediatizada electrónicamente, que promueve la intimidad convertida en espectáculo como un factor para captar la atención.
Cada vez son más las propuestas musicales que conforman su relato asumiendo el rol activo del consumidor desde la propia creación de la obra, de modo que la experiencia pueda ser desplegada a través de múltiples medios y plataformas de comunicación, abriendo el juego a la interacción publica y a múltiples medios de subjetivación.
Sin dudas los prosumidores están siendo un factor esencial en la revitalización de la industria musical, fusionando recursos y poniendo en circulación alternativas de consumo plagadas de creatividad que colocan a las audiencias como las grandes protagonistas de la sociedad actual.