Las versiones de la muerte de Paul McCartney y su subsecuente suplantación tuvieron gran repercusión a nivel mundial. Algunas apuntan a que se originó en la ciudad natal de la agrupación; otras, a que era una charla de borracheras en las universidades estadounidenses que se salió de control.
Supuestamente, Paul habría muerto en un accidente automovilístico el 9 de noviembre de 1966 y fue reemplazado por alguien seleccionado desde años anteriores. El objetivo de sustituir a McCartney en la agrupación habría sido el manejar la banda para la difusión de nuevas drogas a través del control de masas. El elegido fue un canadiense llamado William Campbell.
De acuerdo con la BBC, la primera evidencia impresa que se tiene de la teoría conspirativa data del 17 de septiembre de 1969, cuando el periódico Times-Delphic de la Universidad de Drake (Iowa, Estados Unidos) publicó «¿Está el Beatle Paul McCartney muerto?», un artículo escrito por Tim Harper que mostraba evidencia «sólida» de que así era.
El artículo revelaba que el cover art de algunos álbumes escondía símbolos encriptados que denotaban la muerte del cantante. En la portada del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band hay una mano misteriosa sobre su cabeza, signo que muchos creen que es un símbolo de muerte para los griegos o los nativos americanos.
Por su parte, el DJ radial Russ Gibb comenzó un segmento dedicado únicamente a aquella teoría, y posteriormente, un reseñista que trabajaba para el Michigan Daily y que se encontraba escuchando aquel programa, Fred LaBour, escribió «McCartney muerto. Nueva evidencia sale a la luz», un artículo que de nuevo hacía un compendio de las pistas escondidas en los rincones más oscuros de la producción musical más reciente de The Beatles.
De este artículo, se desprendieron unas de las pistas más sonadas sobre esta teoría: los atuendos que utilizaron en la portada del álbum Abbey Road revelarían un sepelio oculto y la placa del automóvil Volkswagen blanco estacionado, con el número 28, era una referencia inequívoca a la edad que tendría Paul si aún estuviera con vida.
Todos aquellos elementos sirvieron para alimentar una de las teorías conspirativas más famosas en la historia de la música contemporánea y que sonaba con fuerza en el último año de la década del «amor y paz». En ese entonces, cientos de seguidores continuaron recolectando evidencia y apuntaron: el nuevo McCartney es un impostor.
En 2010, la leyenda volvió a reavivarse tras la publicación de estudios fisiognómicos realizados por unos supuestos forenses italianos llamados Gabriella Carlesi y Francesco Gavazzeni, publicados para la revista Wired, en los cuales se concluía que las imágenes de los rostros de McCartney en los años 1966 y 1967 corresponderían a dos personas distintas.
Es un tema apasionante para investigar profundamente. Queda claro que, detrás de todo esto, hay grandes intereses que continúan ocultando mucha información. ¿Es un mito?
Imagen central: Portada del álbum Abbey Road (foto de archivo)