No son pocos los que aseguran, que el alma conoce y resguarda todos los remedios. Basta con dejarla que se exprese, lograr que se impresione y esto es posible con el arte.
¿Cuándo no quisiste escuchar más cuentos? ¿Cuándo dejaste de bailar? ¿Y de cantar? ¿Cuándo el silencio te resultó incómodo?
El arte es la expresión del alma.
Una prueba de ello, son los dibujos que realizan los niños. A través de los mismos, pueden expresar sus emociones y sentimientos. La fantasía, la imaginación, la creatividad, le dan pequeñas alas que les permite ir más allá de su realidad. Durante la juventud, el rock, la poesía y los comics, traducen toda la rebeldía, la incomprensión de uno mismo y del mundo. Pero el tiempo pasa y sin querer, las obligaciones, las responsabilidades, absorben la música, anulan los colores, cierran las mil puertas que representan las tapas de los libros.
La música impresiona al alma.
Platón, filósofo griego, defendía esta afirmación a los cuatro vientos y aconsejaba que los soldados no escucharan melodías tristes antes de una batalla. Aseguraba que ellos, necesitaban llenarse de coraje, música que los inflara de valor. Quizás, ésta sea la sencilla razón, por la que resulta tan variada la música que escuchamos, según nuestros estados de ánimo.
Algunos cuentan, que los chamanes y brujos de tribus lejanas, preguntaban a los enfermos: ¿Cuándo no quisiste escuchar más cuentos? ¿Cuándo dejaste de bailar? ¿Y de cantar? ¿Cuándo el silencio te resultó incómodo?
Y fue a mediados del siglo XX, que el arte y la terapia se dieron la mano. Así por ejemplo, se aconseja para mejorar la concentración, recuperar la armonía y lograr una meditación activa, pintar mandalas. Dentro del ámbito de la pintura, también se destacan la cromoterapia y la pintura antroposófica, conocida como “radiografía del alma”.
Música:
Por su parte, la musicoterapia, cuyos orígenes se encuentran en la antigüedad, es una alternativa para recuperar el equilibrio psicofísico. Ampliamente recomendada como medicina complementaria, se suele recurrir a ella para acompañar a los pacientes con adicciones y problemas del corazón, entre otras afecciones. Así por ejemplo, los especialistas, aseguran que las Cuatro estaciones de Vivaldi, ayuda a contrarrestar la hipertensión y la ansiedad.
Letras:
La práctica de escribir: un diario íntimo, cuentos de ficción, los sueños. Catarsis de emociones y sentimientos escondidos que se transforman en palabra. Son todas vías de escape al silencio. Un texto escrito puede convertirse en grito, en protesta, en confesión y conocimiento de uno mismo.
Problemas emocionales y enfermedades físicas: todo parece tener su remedio en el arte según lo que indique y requiera el alma. ¿La razón? Existen muchas explicaciones científicas y filosóficas. Pero lo importante, más allá del valor de la obra artística resultante, es considerar el valor curativo de estas alternativas.
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