Por Lionel Fabio | Argentina
Damasia Aberg Cobo, cofundadora de Mangowin, nos cuenta la experiencia de emprender en uno de los centros tecnológicos más importantes del mundo.
“Cuando podemos, agarramos el auto, la carpa, la tabla de surf, la practicuna y nos vamos a conocer un lugar nuevo por el fin de semana“.
Eso es lo que hacen Dama, su marido y su hijo de un año, en su tiempo libre. Combinando el placer por la naturaleza y la pasión por su actual emprendimiento, hace dos años reside en Silicon Valley y es socia fundadora de Mangowin, una plataforma que permite a los jóvenes del secundario conseguir su primer trabajo.
El desafío de emprender requiere la valentía para perseguir una idea de forma determinante hasta materiarizarla. Es necesario afrontar obstáculos y fabricar soluciones constantemente, lo que implica muchas veces tener que abandonar tu zona de confort para alcanzar el éxito.
“Creo que la mejor forma de aprender es haciendo y quería saber cómo era crear una compañía desde cero”
Damasia nos comparte su visión entendiendo que el aprendizaje es un intangible fundamental para el camino del éxito. Es importante reconocer el valor que tiene y el efecto que produce sobre los resultados. En la trayectoria de un emprendedor, la curva de aprendizaje va madurando su gestión y potenciando la efectividad de sus decisiones y es por este motivo, nos cuenta Dama, por el cual eligió Silicon Valley como destino de su emprendimiento, para así poder aprender estando cerca de los mejores.
¿Qué pasos siguieron para establecerse en Silicon Valley?
“Incorporamos una sociedad, desarrollamos un plan de negocios y tuvimos que demostrar que nuestra intención era seria, con el hecho de, por ejemplo, alquilar una oficina o contratar empleados”.
No siempre es fácil empezar una nueva vida en otro país, alejarse de la familia y los amigos de toda una vida para perseguir un sueño. Pero con el apoyo de su marido y su especial capacidad de adaptación, siendo éste el cuarto país donde ha vivido, hoy proyecta el crecimiento de Mangowin a nivel hemisférico e internacional.
¿Cuáles fueron los mayores obstáculos que tuvo que enfrentar el proyecto?
“Empezar no fue difícil, lo complicado es hacer el negocio viable, crecer, hacerlo sustentable y estar innovando constantemente..”
La creación de un buen equipo de trabajo es fundamental para el buen desempeño de la organización, siendo los recursos humanos un activo determinante para la empresa.
“Actualmente somos dos socios fundadores, tenemos un equipo de desarrollo en argentina y un equipo de Business Development en Silicon Valley. Es un equipo que trabaja bajo un mismo objetivo claro, hay confianza y respeto entre nosotros, nos gusta compartir lo que sabemos y aprender de otros. Nos motivamos mutuamente y buscamos inspirar en vez de manejar; actuar con honestidad e integridad. Tratamos de escuchar siempre a nuestros usuarios, exceder sus expectativas, pensar en grande y apuntar alto“
¿Qué alcance tiene la plataforma?
“Hoy la plataforma sirve al mercado de Estados Unidos, pero nuestra intención es crecer, llevarla a Latinoamérica y al resto del mundo. Nuestro objetivo es ayudar a eliminar el desempleo joven.”
El valor agregado que ofrece la plataforma está en su capacidad de brindar información a las instituciones educativas sobre las tendencias laborales en el mercado y las nuevas habilidades que se requieren para los trabajos del futuro, a la vez que da a las empresas la oportunidad de conectar con los jóvenes.
“Mangowin ayuda a aquellos jóvenes de colegio secundario que buscan su primer trabajo y no saben por dónde empezar. Les acerca la posibilidad de conocer a las empresas que están reclutando en su zona y de tener una conversación online con los responsables de RRHH.
Las empresas, tienen acceso a una comunidad de talento joven, pueden ver sus perfiles y convocarlos para entrevistas a través de la plataforma.”
¿De dónde surgió la idea de Mangowin?
“Me parece que conseguir un trabajo es difícil, es un trabajo en sí. Hay mucho jóvenes que no tienen a nadie que los ayude, me encantaría que Mangowin pueda simplificar ese proceso y ayudar a eliminar el desempleo joven“.
Conociendo la historia de vida de Damasia, es claro observar que la personalidad del emprendedor se refleja siempre en el emprendimiento. Los objetivos que se persiguen muestran lo que resulta importante para quien emprende. La riqueza personal radica en conocer que cosas vivimos que nos representan mejor, que hacemos con los dificultades que nos toca enfrentar y quienes decidimos ser, a pesar de todo. “Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”, citando a JP Sarte.
El emprendedurismo social requiere cierta sensibilidad especial para ayudar y Mangowin refleja la hoja de vida de su fundadora.
“Ser parte de una familia grande, con dos hermanas con discapacidad, fue algo que me enseñó a dejar de lado mis necesidades para ayudar a otros.
Me encantaría que las personas puedan trabajar de algo que les apasiona y que la tecnología permita que sea fácil encontrar esas oportunidades. Me interesa mucho que las empresas valoren el trabajo de personas con necesidades especiales y cada vez haya una mejor inclusión en el mercado laboral”.