Por Florencia Gatell |Argentina
Las diferencias existen y nos permiten ser únicos. Sin embargo, ¿podemos seguir distinguiendo el trabajo a través del género? Viviana Vila, locutora y periodista deportiva, opinó sobre el tema.
Apasionada por la radio
Dejó la carrera de medicina para estudiar periodismo y locución. Desde sus inicios como estudiante trabajó en micro-producciones vinculadas a lo social y a eventos deportivos. Actualmente es comentarista en Fútbol Para Todos, locutora en Radio Continental del equipo Competencia, docente en la Universidad Nacional La Plata y mamá. “Yo le puse el cuerpo de lunes a lunes a los trabajos, para devolver esa confianza que me pusieron”, agregó.
En un entrevista expresaste sentirte en permanente examen… ¿Por qué te sentís así? ¿Notás alguna diferencia con tus colegas hombres?
Primero, la diferencia con los varones es enorme. Esto es muy claro, muy evidente, muy añejo y ya una discusión que está bastante perimida, pero se sigue dando. Yo soy autoexigente y siento que puedo ser mejor de lo que soy, porque sé más de lo que vivo. Entonces por temores, vergüenza, exigencia, anulación propia, siempre siento que quedo en deuda conmigo.
Después, porque el otro te lo hace sentir permanentemente. El varón, sobre todo, y muchas mujeres no soportan el rol de las mujeres. Por eso te bastardean. Además, como los que te siguen eligiendo (para trabajar) siguen siendo varones, vos ponés o auto imponés esa lupa, para pescar el error. No porque quiera reducir la crítica. Yo quiero estar tranquila que lo que hice, es lo mejor que pude hacer.
¿Alguna vez te dijeron que no por ser mujer?
Para trabajar jamás. Lo que sí, me encuentro son con miradas despectivas de otros. Aunque siempre me han respetado mucho. Además, siempre supe donde tenía que pararme y ese sitio inspira respeto de mis empleadores, de mis compañeros. Después habrá otros que no lo soportarán y lo hacen saber.
Más allá del periodismo, ¿podemos seguir diferenciando profesiones masculinas de femeninas?
Yo tendría muchas ganas de que no. Por eso te dije que está perimida la discusión. El varón que juega o jugó fútbol tiene una ventaja natural sobre los que no practicamos el deporte. Tiene el vestuario encima. Esas diferencias uno las puede ir empardando, pero hay caminos que no recorrimos iguales varones y mujeres.
Un varón puede hacer un desfile, un vestido de alta costura y nunca se lo puso, ni desfiló. Sin embargo tiene el gusto de hacer cosas de mujeres también. Me parece que hay actividades que las podemos compartir sin competir y vamos camino, cada vez más, a que sea de esta manera.
¿Cómo combinás la profesión con tu familia?
Muy complicado, porque yo soy mamá de un hijo de 10 años y soy madre sola; lo crié sola. Fue conmigo en la panza a una cancha. De chiquito he llegado a llevarlo para darle la teta y armarle una cunita en la cabina para que pueda dormir, mientras iba al partido. Hoy, él entiende que soy una mamá con varios trabajos.
Viviana, ¿qué le dirías a una mujer que está estudiando periodismo deportivo?
Lo primero que le diría es que no acote su mundo solamente a saber la regla de un deporte, porque eso no es ser periodista deportivo. Es decir, que abra el horizonte y que lo piense en términos sociológicos, económicos, políticos, deportivos y filosóficos; lo que vos quieras. El Universo es más grande. Además le diría que lo haga si realmente tiene vocación de esto, porque es muy sacrificado, muy exigente y muy frustrante.
También le diría que haga todo eso por una decisión de querer hacer algo y no para entrar en un vestuario, ver de cerca a un jugador o ir a la cancha gratis. Eso tiene que trascender.
Después, que tenga la curiosidad permanente por crecer todo el tiempo. Que recorra un camino de dignidad, que es más largo, más tortuoso, pero que se puede. Y que no pierda nunca los sueños y la utopía, porque la verdad es que se puede.
Yo creo en las vocaciones de cualquier actividad. Me parece que es muy jodido vivir toda una vida arrodillada a una profesión o a un oficio que uno no quiere, sólo por lo económico. Esta profesión te significa muchos altibajos económicos. Tenés que trabajar en varios lugares. Es cruel, es discriminador para nosotras. Si entendés que este juego es así, lo vas a poder caminar mejor.