La historia no solo es el pasado, en el sentido de lo que se fue, sino que es también lo que nos viene de ese pasado, como una carga que se halla unida a nuestro destino en el actual presente.
La historia que viene para llegar a ser
Es como dice el dicho popular que “el pasado o ido no perdona” y que irremediablemente se devuelve a nuestro entorno presente, puesto que lo que contiene nuestra historia vivida, se halla en conjunto o en contexto con lo que nosotros estamos viniendo a ser, a partir de lo que fuimos algún día.
No se puede por tanto renunciar al pasado que es nuestro destino y que representa nuestra cultura y también lo que estamos siendo, en el momento presente, el <“Gegenwar”·> de ese autor semi-olvidado y en veces oscuro y contradictorio, Martin Heidegger, cuando emprende su búsqueda del Ser, como un camino sinuoso en pos de una autenticidad que a veces olvidamos, nuestro pasado suramericano, mestizo y conflictivo que no perdona, y que en el caso del autor mencionado, lo llevó por caminos no claros y distintos, como diría Descartes, y a aceptar rectorías que no debiera haber aceptado, e ideas políticas que no le correspondían, a uno de los filósofos más importantes del siglo XX en Alemania
Nuestro pasado de pueblo mestizo, hablo de nosotros los colombianos, y de pueblo signado por la violencia y la depredación, que ha vivido en permanente guerra civil entre blancos y negros, liberales y conservadores, burgueses y proletarios, ricos y pobres, estirados y sencillos, guerrilleros y para-militares, gamonales y campesinos, violentos y calmados, racionales e irracionales, aristócratas y descastados, entonces mientras ese pasado no sea oído, y duro, entonces no nos dejará dormir tranquilos, y tal vez, mientras no nos aceptemos como somos y de dónde venimos, no encontraremos nuestro camino de paz y tranquilidad hacia el futuro, el <”Zukunft”>, de Heidegger, en este sinuoso y difícil mundo del siglo XXI.