Por Rob Martínez
¡Hay tiempo y lugar para todo, y es ya!
Siempre hemos escuchado entonar esta frase alentadora cuando las cosas no resultan como lo esperábamos: hay tiempo y lugar para las cosas. Es una expresión utilizada para poder levantar el espíritu y no inclinarnos hacia la desesperanza. Pero, ¿es necesario reconocer cuando y donde es el momento para que los emprendimientos que decidimos comenzar tomen el rumbo correcto?
Debo confesar que no soy muy religioso pero conozco la Biblia y me encontré con esto: Según Jeremías 29:11, Dios no comienza una cosa sin saber el resultado; Él comienza cada obra con el final en mente. Puesto que Él ya conoce el fin desde el principio, debe de conocer todo lo que hay entremedias. Muy bien por Dios, “quién creó todo esto” aun conociendo en qué deparará el final, porque según recuerdo, el capítulo del Apocalipsis no es nada alentador.
A diferencia de este personaje, nosotros no podemos conocer el resultado de nuestros proyectos, solo poniéndolos en marcha se podrá ir evaluando su desempeño e inclinar la balanza hacia el éxito o el fracaso. Y es que no creo que sea sencillo identificar terrenos o situaciones que den la orden para emprender, en lo personal siempre me dejo llevar por la energía que mueve mi momento, justo cuando siento que aquello que estaba dormido, se “enciende” debo comenzar.
Nada puede madurar tanto, hay que actuar
Entonces, justo ahí conjugo todo a mí alrededor para que conspire y me ayude a transformar la idea del momento en un hecho materializado. Lo que viene después es el resultado, este respondería si funciona o no, si estaba destinada a ser o no, si solo debí haber esperado más para que madurara, se adaptara a los escenarios, a las condiciones indirectas, intangibles… pero no hay tiempo que perder. Si hubiese decidido someterla a un exceso en su proceso de gestación, como todo: se pudre. Nada puede madurar tanto, hay que actuar.
Miren estos ejemplos de emprendedores quienes se aferraron a su idea, la ejecutaron y ganaron:
Kevin Systrom y Mike Krieger, cada uno con 25 y 27 años fundaron una de las app más usadas del momento: Instagram. Recientemente la compañía C & A Licensing ha adquirido los derechos para crear la cámara Socialmatic, que contará con conexión Wi-Fi e imprimirá las fotos al momento.
Mark Zuckerberg a los 19 años creó Facemash, un portal web que fue cerrado por la dirección de la Universidad de Harvard y que le sirvió como base para crear lo que en poco tiempo se convertiría en una de las redes sociales con más usuarios del mundo: Facebook.
Drew Houston y Arash Ferdowsi a los 28 y los 25 años se cansaron de enviarse los documentos por correo electrónico y fundaron Dropbox, una web que permite a sus usuarios compartir archivos desde cualquier ordenador de forma gratuita. En la actualidad Dropbox cuenta con más de 100 millones de usuarios.
Chad Hurley Fundó Youtube, a los 28 años, junto a Steve Chen y Jawed Karim en febrero de 2005. Su éxito fue meteórico logrando más de 50 millones de visitas diarias antes de que terminara el año. Tras recibir importantes inversiones de capital de Time Warner y Sequoia para sostener su impresionante ritmo de crecimiento, en octubre de 2006 los tres socios vendieron a Google la plataforma de vídeos que habían construido de la nada por 1.650 millones de dólares.