La vida está llena de altos y bajos. Soy de la creencia de que, cuando una persona vive una vida tranquila y monótona, esos altos y bajos tienden a ser leves, y puedes tener pequeñas alegrías y decepciones. Pero cuando tienes una vida alocada, es cuando esos altos se convierten en los momentos más felices de tu vida, y esos bajos, en aquellas experiencias que te dejan al borde de la desesperación. Fracasar en un proyecto es una de las cosas que casi todo emprendedor vive; cada uno lo toma de manera diferente, pero desgraciadamente no son muchos los que logran sobrevivir dichos fracasos. Así que solo queda preguntarse: ¿Por qué es tan impactante sentirse como un fracaso en el emprendimiento? ¿Cómo podemos seguir adelante después de eso? Y más importante aún: ¿Vale la pena todo ese sufrimiento?
Para que un proyecto tan siquiera despegue, se necesita de un ingrediente al cual podríamos definir como universal: la pasión. No importa que te apasione, si lo pones en práctica, puedes llegar a hacer grandes cosas: te involucras más, te esfuerzas mucho más en ello, y eso es porque haces algo que amas y lo haces por ti y por nadie más. Por ende, cuando todo ese esfuerzo termina valiendo «nada», cuando el proyecto fracasa, entonces, ahí, es cuando viene el bajón. Todas esas desveladas, todas esas horas de trabajo, todo para «nada».
Cuando se plantea de esta manera, parece hasta obvio, porque la gente sufre tanto y porque la mayoría deciden no volver a intentar nada referente a eso. Es un golpe brutal al ego y a la autoestima. Pero la pregunta aquí es: ¿Cómo podemos sobrevivir a esto?
Cada uno tiene su respuesta, y cuando un proyecto muere, como si fuera una pérdida real, se tiene que pasar por un proceso de duelo. Podría dar mil consejos diferentes acerca de cómo mantener la motivación y aprender del fracaso, pero el punto no es ese. El punto es comprender por qué los emprendedores se deprimen tanto cuando sus proyectos fracasan y cómo seguir adelante.
Para mí, la respuesta es clara. Como dije, es un proceso de duelo, y cada quien lo vive de manera distinta, pero lo importante es vivirlo (haz lo que tengas que hacer, no importa qué sea mientras superes la situación) y darse cuenta de que, como emprendedor, lo vivirás muchas veces más. Es duro escuchar de antemano que fracasarás y, quizá, no sea directamente quebrando una empresa, puede que sea al no vender la cantidad deseada, no crecer al ritmo que te gustaría en redes sociales, no poder hacer networking de manera exitosa, etc. Como dije, tarde o temprano va a pasar, hay que estar conscientes de eso y, sobre todo, estar preparados para lo peor, pero con la actitud de construir lo mejor.
Finalmente, ¿vale la pena vivir todo esto por una mísera empresa? Sí y no. Vale completamente la pena sufrir todo esto, pero no por una empresa, sino por tus sueños como emprendedor, por tus aspiraciones como ser humano. Tomen la forma que sea esos sueños, siguen siendo tuyos, y espero en verdad que los alcances y que nunca te rindas hasta lograrlo. Es el único camino.