Texto e Ilustración: Rob Martínez / Argentina
Cuando el circo multinacional llegó a la ciudad
Una mañana, Isabela pensó que sería buena idea lograr evolucionar en su carrera profesional. Estaba “atrapada” en aquel monótono trabajo desde hacía tres años y ya nada de lo que viniera de el podría satisfacerla.
Isabela tiene 33 años y se había inclinado por el marketing y comunicación, ramas que le apasionaban desde muy chica. Entre sus trabajos anteriores ocupó innumerables cargos Junior que le permitieron ganarse la oportunidad de postularse a puestos Senior, ésta era su oportunidad de avanzar.
Buscar empleo hoy pareciera ser más fácil y menos demandante para el postulante, entrar en un portal con ofertas de trabajo, rellenar un perfil, subir la mejor de tus fotos, esa que demuestre que eres serio pero no tanto como para socializar, elegante pero no egocéntrico, prolijo pero sin ser ridículo, inteligente ¿pero no demasiado?
Una de las ofertas más interesantes venía de una empresa multinacional que solicitaba con urgencia un Gerente de Marketing para dirigir todas las acciones de comunicación interna y externa de la compañía. Isabela pensó que sería importante para su CV contar con esa experiencia, destacando que el reclutador ya contaba con oficinas en más de 12 países del globo. Sonaba bastante seductor, profesionalmente hablando.
Después de postularse, fue contactada y citada.
Decidió prepararse para la entrevista, estudió las funciones del cargo, se actualizó y leyó cuanto artículo encontraba relacionado con el tema. El día de la entrevista llegó, decidió vestirse para la ocasión, look ejecutiva. Al llegar, dos personas esperaban para ser entrevistadas: ella escaneó y pudo notar que ambos candidatos no se habían esmerado mucho para presentarse. Una chica vestía como para salir una tarde de domingo a tomar algo mientras que el otro aspirante solo usó un suéter negro, jeans y zapatos para deporte. Era curioso.
La Gerente de Recursos Humanos de la compañía comenzó pidiendo que se presentaran, comentaran su preparación académica y último trabajo. Las respuestas fueron curiosas: la chica estudiaba la carrera de Comunicación y buscaba un trabajo de medio turno que no le exigiera demasiado porque quería concentrarse en sus estudios, mientras que el chico de suéter negro contaba que había abandonado la carrera de publicidad y su último trabajo fue Asistente de Cocina en un circo. Ya para este momento, Isabela esperaba que de cualquier puerta entrara un equipo de televisión gritando que se trataba de una cámara escondida.
Isabela se presentó orgullosa de sus logros, midiendo las palabras para no pisar la tierra fértil del egocentrismo, pero con la convicción que era lo correcto para demostrar al empleador cuanta diferencia altamente marcada había entre sus compañeros. Pero, no podía dejar de preguntarse: ¿Cuál fue el criterio en la selección para citar a los presentes?, ¿acaso tener preparación académica en el área y haber acumulado experiencia ahora era lo mismo como no tenerla?
Obviamente un aire de seguridad la invadía, si esos eran sus “rivales” tenía la certeza qua la llamarían para una segunda entrevista y ahí se definiría todo. Así fue, convocada y lista para aprobar el examen final. Se reunió con la encargada del departamento y todo fluyó con normalidad, hubo momentos de total conexión con el entrevistador y al terminar, sentía que estaba todo ganado.
Al despedirse, pidió el ascensor y al abrirse las puertas salió el extrabajador circense. Isabela lo miró, sonrió tímidamente entró al ascensor y mientras las puertas se cerraban vio como aquel chico, sin título profesional ni experiencia laboral entraba a su segundo llamado.
Durante todo el camino a casa, pensaba y trataba de pasar lista sobre lo ocurrido. Las respuestas no las tendría. Tras pasar dos semanas sin recibir el llamado definitivo, entendió que había sido víctima de otra empresa que eligió a un aspirante y no a un verdadero profesional.