Cuando niño
mi mirada se perdía en la floresta que rodeaba la finca
imaginando yo si había un algo
detrás de aquellos árboles ya señores.
Cierto día
me llevaron a las afueras de la finca.
Por fin conocería yo a lo que había allá.
Al llegar, fue tomado de espanto y fascinación…
Era una ciudad;
una ciudad recóndita, mínima, interiorana…
Hoy
mi mirada se pierde en un cerco
imaginando yo si hay un algo más
detrás de estos edificios ya concretos.
La finca, el casarón… demolieron.
Los árboles señores, los cortaron.
Donde todo fue raíz
construyeron cosas.