Tal vez sea cuestión de etnocentrismo, pero estamos acostumbrados a codearnos con la cultura exclusivamente occidental. Escritores, pintores, escultores, cineastas que han nacido de este lado del meridiano son los que nos hemos acostumbrado a la largo de nuestra historia a descubrir.
Desde la cotidianeidad nuestros escritores favoritos son europeos y/o latinoamericanos, al igual que los pintores. Y ni hablar del cine, donde la industria estadounidense predomina de forma masiva.
Lejos de esta concepción hegemónica, tres personas, tres artistas del imperio del sol nos proponen una mirada distinta sobre la vida, el arte y el amor; Yayoi Kusama, pintora y artista plástica, Hayao Miyazaki, cineasta e ilustrador y Haruki Murakami, escritor. Con la cultura japonesa como sello, estos tres artistas proponen una mirada mágica sobre el arte, el amor, y las relaciones sociales.
Con sus redes de infinito, Kusama, propone una mirada sobre el cosmos, como también retrata la sexualidad a través de sus imponentes muestras. Tal vez la fundadora del pop art y la verdadera musa de Andy Warhol. Una vida dedicada al arte, que logró salvar a esta mujer de corte carré de la autodestrucción.
Hayao Miyasaki, el cineasta de animación más famoso de Oriente, un verdadero genio en la materia, propone un cine noble, mágico, sin dejar de ser profundo y reflexivo sobre la vida y las relaciones humanas. Películas como Mi vecino Totoro, El viaje de Chihiro y El castillo vagabundo muestran como la animación no es solo para niños, y abordan temas universales. Cada película propone un viaje con nuestra imaginación.
Por último no se puede dejar de abordar la obra de Haruki Murakami, el escritor tal vez de moda en nuestros días. Con su particular forma de escribir el autor presenta una mirada universal sobre las relaciones de pareja y humanas. Entendiendo que la pérdida y lo inesperado forma parte de la vida cotidianamente.
Una tarea para el hogar mas que entretenida e interesante, una propuesta de descubrimiento. Tres artistas para descubrir, y salir de Occidente por un rato, aunque no viajemos físicamente.